La La Land cuenta la historia de Mia, una aspirante a actriz, y Sebastian, un pianista de jazz, que se enamoran mientras persiguen sus sueños en Los Ángeles. Su relación se ve puesta a prueba por la ambición, los sacrificios personales y las decisiones que toman para lograr sus metas. Y como siempre, no todo se queda ahí…
Amor vs. ambición
En esta película nos muestran lo difícil que es cuando se te presentan distintas oportunidades. Por un lado tienes un amor romántico que aparece de la nada y lo transforma todo y, por el otro, consigues el sueño que llevas deseando desde siempre.
Y te deja con el dilema que es no poder quedarte con los dos, por mucho que te gustaría que fuera así.
Vemos a Mia (Emma Stone) que trabaja cerca de su sueño —como camarera dentro de los estudios Warner Bros—, pero nunca llega a tenerlo en sus manos.
Y a Sebastian (Ryan Gosling) que es un pianista obsesionado con el jazz clásico y sueña con abrir su propio club para «salvar» el género.
Ambos se conocen en una fiesta y se dan cuenta de que comparten el echo de tener grandes sueños frustrados. Nada une más que eso.
Así que, sin poder evitarlo, se acaban enamorando el uno del otro.
Juntos deciden apoyarse mutuamente: Sebastian motiva a Mia a escribir su propia obra de teatro y ella inspira a Sebastian a seguir luchando por su sueño de abrir un club de jazz auténtico.
Pero a veces las cosas no salen como queremos…
Sebastian acepta unirse a la banda de un viejo amigo (Keith, interpretado por John Legend). La banda toca un jazz moderno y comercial, lo que contradice su visión romántica del género. Él lo hace por estabilidad económica, pensando en su futuro con Mia, pero ella se siente desilusionada porque él parece haberse “vendido”.
Y todo se pone todavía peor entre ellos…
La obra de Mia fracasa: apenas va público, se siente humillada y decide volver a su pueblo.
Sebastian se pierde la función por una sesión de fotos con la banda y discuten fuertemente.
Y así es como sus vidas se separan por causa de sus sueños y sus sacrificios.
Aunque Sebastian vuelve a buscarla para convencerla de que vuelva para hacer una audición, ambos se dan cuenta de que la mejor decisión es dejarse marchar para poder centrarse en sus respectivos sueños, aunque sea doloroso.
Salto en el tiempo
Nos muestran como están sus vidas cinco años después: Mia es una actriz famosa, está casada con otro hombre y tiene una hija. Sebastian cumplió su sueño y abrió su club de jazz, llamado «Seb’s».
El final: “lo que pudo ser”
Mia entra al club por casualidad, Sebastian la ve.
Él empieza a tocar su tema (Mia & Sebastian’s Theme).
Ambos imaginan, a través de un montaje, cómo habría sido su vida juntos: éxito, familia, amor perfecto.
Termina el montaje: vuelve la realidad, nunca estuvieron juntos.
Se miran, comparten una pequeña sonrisa llena de nostalgia, aceptación y cariño. Mia se va. Sebastian sigue tocando. Y aceptan su destino.
La importancia de dejar ir
Con esta película podemos presenciar lo puñetero y lo injusto que puede ser el destino. Te da todo lo que quieres y te hace elegir, para dejarte claro que no puedes tenerlo todo.
Y en ese momento; en el segundo en el que eliges lo que dejas atrás tienes que ser capaz de dejarlo de verdad. Sí, puede que vuelva a estar en tus manos, pero siempre es mejor ir con la idea de que no será así.
Y no tiene que ser triste ni frustrante. Es bonito mirar atrás y ver todo lo que has vivido y saber qué vendrán cosas distintas. La vida está llena de recuerdos, de experiencias y de personas y hay que ser capaces de soltar lo que ya no forma parte de nuestra vida y aceptar lo que vendrá. Aunque queme. Aunque duela.
Y, con una sonrisa nostálgica, rememorar esos buenos momentos y soltar el: “y si…”, aceptando que no todo lo que amamos está destinado a quedarse.